Ucrania intensifica su campaña con drones de largo alcance, atacando una refinería clave de petróleo rusa en medio de la escalada de la guerra energética.

Ucrania atacó nuevamente una planta petrolera en la zona rusa de Volgogrado, apenas tres meses después del último ataque con drones, según informaron funcionarios el jueves. Este último ataque ocurrió un día antes, según Kiev, lo que demuestra que siguen atacando instalaciones de combustible al otro lado de la frontera. Las autoridades rusas no confirmaron el ataque con drones a la planta de Volgogrado. Sin embargo, el jefe regional afirmó que una aeronave no tripulada provocó incendios en una fábrica (sin especificar el lugar exacto), pero que coincide con la versión ucraniana.

Fuentes ucranianas afirman que la planta de Volgogrado es clave, ya que es la principal productora de combustibles y aceites del sur de Rusia. Esta instalación procesa más de 15 millones de toneladas de petróleo al año, lo que representa alrededor del 5,6% de toda la producción de refinado rusa. El ataque a la refinería de Volgogrado se inscribe en un patrón más amplio de ataques contra instalaciones eléctricas perpetrados por ambos bandos a lo largo del tiempo. Sin embargo, estos ataques continúan incluso después de las conversaciones impulsadas por Estados Unidos, que hasta ahora no han supuesto grandes cambios en este conflicto que ya dura casi cuatro años.

Ucrania ataca refinerías rusas con drones para cortar el suministro de dinero que Moscú utiliza para su guerra. El mes pasado, el presidente Zelensky explicó que los ataques a esas plantas son claramente más perjudiciales que las lentas sanciones. Afirmó que son la forma más rápida de reducir los ingresos de Rusia. Estos ataques se dirigen a las refinerías porque de ahí proviene el dinero. En lugar de esperar años, las llamas detienen las ganancias de la noche a la mañana. Por eso, Kiev sigue enviando drones a territorio enemigo. Cada ataque ralentiza la capacidad de Rusia para financiar tanques y misiles. No se trata de política, sino de cortar las líneas de suministro silenciosamente. Mientras los diplomáticos dialogan, las máquinas son las que causan el daño real.

La estrategia de Rusia y la defensa de la red eléctrica de Ucrania
Por otro lado, Rusia ha atacado la red energética de Ucrania. Esta medida pretende cortar servicios básicos como la calefacción, la electricidad y el agua potable a la población, algo que Kiev denuncia como un intento de convertir el frío en un arma de guerra.

El presidente Zelensky ha indicado que varios países extranjeros están ayudando activamente a Kiev a mantener la integridad operativa de su red eléctrica ante la continua ofensiva rusa. Describió los persistentes desafíos y señaló: «Prácticamente a diario, nuestros ingenieros eléctricos, brigadas de reparación y el Servicio Estatal de Emergencias de Ucrania realizan labores de restablecimiento del servicio en el lugar de los ataques: los atentados continúan produciéndose en diversos puntos, especialmente en nuestras comunidades, y sobre todo cerca de la frontera rusa y del frente».

El servicio de inteligencia militar ucraniano GUR informó el jueves que agentes encubiertos, infiltrados en territorio ruso, incendiaron varias locomotoras. La acción parece tener como objetivo interrumpir las rutas de suministro de las tropas rusas. El GUR culpó del ataque al grupo «Libertad de Rusia»; fuentes indican que lanzaron cócteles molotov contra las locomotoras que transportaban suministros bélicos. Ninguna fuente externa lo ha confirmado aún, y el GUR no ha aclarado si participó directamente en el ataque. Hasta el momento, las autoridades rusas no se han pronunciado públicamente sobre el incidente.

Además de lo ocurrido en Volgogrado, el ejército ucraniano atacó otros objetivos en territorio ruso utilizando drones de fabricación nacional con gran alcance. Estos ataques tuvieron como objetivo tres depósitos de petróleo ubicados en Crimea, bajo control ruso.

Ampliación del alcance de la guerra con drones ucranianos
Un ataque ucraniano alcanzó un depósito donde Moscú ensambla armas para drones, ubicado en la zona oriental de Donetsk, bajo control enemigo, según fuentes del mando militar. Esta acción demuestra la creciente capacidad de Kiev y su intención de desbaratar las cadenas de suministro y las operaciones bélicas mucho más allá del frente.

En la zona de Kostroma, al noreste de Moscú, las autoridades informaron que un dron ucraniano atacó instalaciones energéticas no identificadas. Si bien se produjeron daños, no hubo heridos y los servicios continuaron funcionando con normalidad tras el incidente. Algunas noticias no verificadas posteriores al suceso de Kostroma apuntaron a un posible objetivo: una importante central hidroeléctrica, considerada una de las más grandes de Rusia. Esto demuestra la variabilidad de los objetivos cuando Ucrania ataca instalaciones dentro de Rusia.

El Ministerio de Defensa ruso informó el jueves que sus defensas antiaéreas derribaron 75 drones durante la noche, desplegados en varias zonas de Crimea, territorio que controlan. Esta acción demuestra la creciente intensidad de los combates con drones en los últimos tiempos.

Rusia respondió el jueves por la noche con drones dirigidos a Kamianske, una localidad al este de Dnipropetrovsk. Los habitantes sintieron el impacto cuando las explosiones sacudieron la zona al amparo de la oscuridad. Una persona falleció en el acto y otras ocho resultaron heridas. Vladyslav Haivanenko informó rápidamente sobre las víctimas, compartiendo detalles en línea a través de Telegram. El líder regional confirmó las víctimas, pero no proporcionó nombres ni ubicaciones exactas.

Las vidas de los civiles sufren mientras los edificios quedan destruidos.
El señor Haivanenko continuó relatando lo que sucedió después en Kamianske: se iniciaron incendios aquí y allá, y parte del tejado de un edificio de cuatro plantas quedó destruido. Desde entonces, ha quedado claro cómo los combates siguen afectando a barrios residenciales en toda Ucrania.

El ejército ruso continuó atacando el sistema ferroviario de Ucrania, según la empresa operadora ferroviaria del país, Ukrzaliznytsia. Debido a esto, los trenes sufrieron retrasos o desvíos en zonas del este como Járkov y Dnipró, así como en partes del sur de Zaporiyia.

En otra actualización, la Fuerza Aérea de Ucrania informó que Rusia lanzó 135 drones de distintos tipos contra objetivos en todo el país entre la noche del miércoles y el jueves. Esta gran cantidad demuestra el continuo esfuerzo de Moscú en operaciones de combate activas. El desarrollo de la capacidad de Ucrania con drones juega un papel fundamental en su defensa. En 2022, el comandante Casper lanzó su primer dron de ataque, uno de fabricación extranjera. Ese modelo tenía un alcance de 96 kilómetros, lo que en aquel entonces parecía una distancia considerable para alcanzar objetivos, por lo que pensó: «Hacia aquí vamos».

Desde entonces, Ucrania ha invertido grandes recursos en la fabricación de sus propios drones desde cero. No solo los pequeños drones que se ven por todas partes hoy en día, sino modelos más grandes capaces de alcanzar objetivos mucho más allá del frente. La producción se ha disparado, al igual que su eficacia. El número de drones ha aumentado rápidamente, mientras que su rendimiento sigue mejorando de forma constante.

El panorama cambiante de los drones en Ucrania
El modelo Lituya que ahora utiliza el grupo de Casper llegó de Ucrania al comienzo de la guerra. Al ser de fabricación local, Ucrania puede moverse con mayor libertad, sobre todo porque DC ha enviado armamento pesado en ocasiones, pero ha bloqueado ataques dentro de las fronteras rusas.

Esta ofensiva contra refinerías se intensificó rápidamente en agosto; tan solo la decimocuarta unidad supuestamente atacó 17 objetivos dentro de Rusia. Comenzando con 40 miembros y una docena de plataformas, ha crecido considerablemente, pero los líderes no revelan cuántos integrantes tiene actualmente. Si bien el ejército tiene dificultades para reclutar personal en general, este equipo de drones no ha tenido problemas para encontrar voluntarios.

Los líderes ucranianos, junto con los soldados, están molestos por el temor de Estados Unidos a que ataques contundentes contra Rusia puedan empeorar la situación. En aquel entonces, Trump buscaba la paz e impulsó una pausa en los ataques contra centrales eléctricas, pero su apoyo fue efímero.

El impacto generalizado de los drones de ataque profundo ucranianos sobre las refinerías rusas ha sido devastador. En julio, Kiev había inutilizado equipos que procesaban 1,5 millones de barriles diarios, aproximadamente una quinta parte de la capacidad total de refinación de Moscú, según señaló Avanpal Sehmi Singh, experto de Wood Mackenzie. A finales de agosto, Reuters informó que al menos el 17% de las refinerías estaban dañadas; The Economist sugirió que casi una quinta parte.

Estos apagones provocaron una mayor escasez de combustible en gran parte de Rusia y en las zonas ocupadas de Ucrania. Los precios de la gasolina aumentaron aproximadamente un 40 % desde enero, afectando gravemente a la población. El alza desmesurada de los precios se debió a los daños en las cadenas de suministro, mientras que los habitantes locales luchaban por adaptarse; algunos recurrieron al trueque en lugar de pagar en efectivo.

Repercusiones económicas dentro de Rusia
Según medios rusos como Izvestia, las gasolineras están limitando la venta de combustible a cinco galones por persona; algunas se quedaron sin gasolina y solo ofrecían diésel. Kommersant, un importante periódico económico del país, mencionó que a finales de septiembre casi la mitad de los surtidores de Crimea habían dejado de vender gasolina por completo; mientras tanto, testigos presenciales relataron cómo algunas personas acampaban en sus coches durante la noche solo para repostar.

En respuesta a estas deficiencias, los líderes rusos bloquearon los envíos de combustible a partir de finales del verano. Sin embargo, no han reconocido abiertamente que los ataques con drones sean la causa de los problemas de suministro, sino que los atribuyen al aumento del consumo durante el verano y al incremento de viajeros, una explicación que resulta poco convincente para algunos analistas.

Serhii Kuzan, exasesor del Ministerio de Defensa de Ucrania, comentó sobre la efectividad de la estrategia, afirmando: “Las interrupciones en la capacidad de refinación generan escasez de combustible en el mercado interno, lo que dispara los precios del diésel y la gasolina. La consiguiente tensión económica alimenta el descontento público a medida que aumentan los costos cotidianos”. Añadió que “el principal objetivo de Ucrania es cortar el suministro de combustible al ejército ruso y reducir los ingresos por exportaciones que financian el esfuerzo bélico del Kremlin”.

Vladislav Inozemtsev, experto en economía rusa y fundador del Centro de Análisis y Estrategias en Europa, afirmó que Moscú probablemente no permitirá que los problemas de combustible perjudiquen a su ejército, pero que atacar refinerías sigue siendo una estrategia eficaz para Ucrania. Dado que las refinerías rusas no cuentan con una sólida protección antiaérea, son objetivos más fáciles. Estas instalaciones almacenan gran cantidad de materiales combustibles, por lo que las explosiones causan daños considerables. Además, como Rusia no puede importar equipos de reparación de países como Europa o Estados Unidos, las reparaciones se demoran mucho más.

La presión económica sobre Moscú se hizo evidente cuando Putin supuestamente tuvo que reconocer una escasez de gas el 4 de septiembre, insinuando que el país debería recurrir al carbón. Mientras tanto, Reuters informó que los ingresos petroleros cayeron en agosto a 13.500 millones de dólares, el nivel más bajo en cinco años, debido a la reducción de los envíos y al descenso del precio del crudo Urals por debajo del límite de 60 dólares, situándose en 56 dólares por barril.

Presión creciente sobre la economía rusa
El Kremlin se encuentra en una situación delicada con respecto a las finanzas. Debido a la guerra en Ucrania, el gasto no deja de aumentar, mientras que los problemas internos se acumulan con mayor rapidez. Aunque el banco central ruso intenta estabilizar la situación, las opciones son escasas: las empresas luchan contra los elevados costos de endeudamiento, mientras que el encarecimiento del combustible dificulta aún más la situación. Como lo expresó Volodymyr Dubovyk, de la Universidad Nacional Mechnykov de Odesa, la gente se adapta a las consecuencias de los ataques, solo que ahora cada solución requiere un mayor esfuerzo que antes.

Aunque el sector armamentístico ucraniano, incluyendo la fabricación de drones, ha crecido, aún no opera a pleno rendimiento. El verdadero problema no reside en la producción de armamento, sino en la disponibilidad de fondos para cubrir los costes de fábrica. En lugar de simplemente aumentar la producción, Kiev está presionando a sus socios occidentales para que envíen fondos con rapidez.

Casper, quien dirige la unidad de drones, enfatizó su importancia diciendo cosas como: “Con mucha más financiación, podríamos cambiar todo rápidamente”. Su equipo entrena sin parar, adaptándose cada vez que hay actualizaciones de equipo o cambios en las zonas de combate porque los fabricantes están ajustando sus drones constantemente.

Los riesgos operacionales siguen siendo elevados para las unidades de drones. Cuando sonó una alerta de misil balístico ruso en pleno lanzamiento, los soldados abandonaron todo y corrieron a refugiarse en un búnker. En aquella ocasión resultó ser una falsa alarma, pero demuestra la gravedad de las amenazas. Quienes realizan lanzamientos clandestinos desde ubicaciones secretas en Ucrania se enfrentan a estos peligros a diario.

El impacto estratégico de estos ataques de largo alcance es cada vez más reconocido. Serhii Kuzan afirmó que “los ataques con drones ucranianos contra refinerías están logrando lo que las sanciones por sí solas no han conseguido. Moscú ha encontrado maneras de adaptarse a las sanciones occidentales, pero hasta ahora no cuenta con una defensa fiable contra los drones ucranianos”.

Los grandes cambios modifican el funcionamiento de las cosas, por lo que el poder comienza a deslizarse hacia un lado u otro.
Esta operación, junto con ataques similares en territorio enemigo, demuestra cómo el alcance de Kiev está creciendo. Los drones han atacado objetivos rusos sin cesar este año, obligando al cierre de las pistas de aterrizaje de Moscú en más de una ocasión. Algunos informes sugieren que Pekín instó a Kiev a evitar atacar Moscú antes de la celebración anual del Día de la Victoria. Mientras tanto, los ataques han afectado a altos cargos rusos residentes en ciudades como Moscú o San Petersburgo.

Debido a la insuficiencia de defensas antiaéreas, fotografías de espionaje muestran a Rusia utilizando objetivos falsos en el este del país. Si bien estas maniobras no bastan para ganar batallas, están alterando silenciosamente el curso de los acontecimientos, afectando el presupuesto militar de Moscú y generando malestar interno.

Reflexiones al final de un camino cambiante
Los combates se prolongan mientras los drones ucranianos avanzan y los contraataques rusos siguen impactando ciudades; ninguno de los bandos ceja en su empeño de poner a prueba las debilidades del otro. Los ataques a larga distancia, ya sean contra plantas de combustible, vías férreas o subestaciones eléctricas, no son esporádicos, sino que se han convertido en acciones clave en una batalla marcada por la focalización a distancia y una creciente presión financiera.

El declive constante de las refinerías rusas, junto con el creciente desabastecimiento de combustible en el país, demuestra cómo los ataques ucranianos impactan con mayor fuerza y ​​a mayor distancia de las zonas de combate. Mientras tanto, Moscú continúa atacando la red eléctrica de Ucrania, intentando paralizar la vida cotidiana antes de la llegada del frío.

Si bien las negociaciones siguen sin avanzar, los ataques con drones han cambiado las reglas del juego, impulsados ​​por la rapidez de pensamiento, los ajustes constantes y un equipamiento cada vez más sofisticado. Cada ataque tras las líneas enemigas demuestra la evolución de las estrategias ucranianas, a la vez que evidencia su intención de debilitar el pilar financiero de la campaña militar rusa. En esencia, estos cambios ponen de manifiesto un conflicto que se orienta hacia un mayor uso de tecnología y mayores riesgos económicos; cada ataque a distancia tiene ahora repercusiones mucho más allá del frente.

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